No son videntes o telequinesistas pero atraen gente

Uri Geller es un ciudadano israelí. Nació en 1946. Ganó fama demostrando la telequinesis: detuvo un avión de pasajeros en el mar, hizo que se congelaran las manecillas del Big Ben. En su tiempo libre buscaba petróleo para los magnates y se hizo muy rico…

Geller se dio a conocer demostrando en televisión lo que él decía que era psicoquinesis, radiestesia y telepatía. Sus actuaciones incluían doblar cucharas, describir dibujos ocultos y hacer que los relojes se detuvieran o corrieran más rápido. Geller dice que realiza estas hazañas mediante la fuerza de voluntad y el poder de su mente. Los magos y los escépticos dicen que a Geller le han pillado haciendo trampas y que sus actuaciones pueden duplicarse fácilmente con trucos de magia de escenario.

Kashpirovsky, su nombre Anatoly Mikhailovich (Mikhaylovich) Kashpirovsky nacido en 1939) es un psicoterapeuta ruso de origen ucraniano, que decía ser hipnotizador y sanador psíquico. Gozó de gran popularidad en la Unión Soviética.

Alrededor de 2010 volvió a realizar rituales de curación en masa ante grandes audiencias, aunque nunca recuperó su anterior popularidad. Realizó la anestesia psicológica de tres operaciones quirúrgicas a distancia (a través de la televisión). Este «supermilagro» (como lo llamó el académico George Davidovich Iosseliani (conocido cirujano y académico, profesor y miembro de la Academia Rusa de Ciencias Médicas), que participó directamente en estas operaciones) no ha sido reproducido por nadie más en el mundo en los últimos 30 años.

Como todos los pioneros cuyos logros sobrepasan el horizonte de lo generalmente aceptado, tuvo que soportar al máximo la envidia, el rechazo y la incomprensión de sus contemporáneos, con todas las consecuencias que ello conlleva, que a veces recuerdan a la Edad Media.